En 1970, la producción de cobre de mina en Chile representaba en torno a un 13% del total mundial -aspirando llegar a la mítica cifra de 1 millón de toneladas anuales-mientras que Zambia y Zaire (Congo) juntos alcanzaban el 20%, a partir de la riqueza minera del llamado copperbelt de África.
Al mismo tiempo, se estaba produciendo un proceso de nacionalización y “recuperación de sus riquezas básicas” en muchos países productores -en Chile fue gradual con la llamada “chilenización”- que implicó un cambio radical en la propiedad y administración, pasando la minería de manos privadas (extranjeras) a una gestión estatal.
Treinta años después, el 2000, Chile aportaba el 35% de la producción mundial mientras que los citados países africanos habían descendido al 2,1%. Una cifra bajísima, reflejando, posiblemente,las distintas capacidades técnicas y administrativas de los países para operar las minas.
La distancia aumentó debido al extraordinario…
...¿Te gustó? Inscríbete a nuestro newsletter